NOCHE ABURRIDA EN ACUARELA (Versión MJ)
La versión de MJ
Me gusta este chico.
Salimos a bailar a la pista con mi marido y la señora española que acompaña al joven centro europeo delante de nosotros. Entramos en la sala de baile a oscuras. Yo no veo absolutamente nada en condiciones de baja iluminación, así que me dejo llevar de la mano del chico, que me dirige con mano firme en la dirección contraria a la que sigue mi marido.
La música sensual que suena durante la hora oscura me motiva para bailar pegada al chico, que no espera demasiado para buscar mis labios y besarme con ansiedad, mientras sus brazos me sujetan fuerte y sus manos me acarician los pechos. Suelta los botones de mi vestido me los saca para besarlos, chupar mis pezones, ya duros y sensibles.
Al separarse de mí para comerme las tetas. Yo alargo mi mano a su bragueta. Le bajo la cremallera de su vaquero y noto su polla erecta. Es grande y está muy dura y caliente. Se la saco del pantalón y la acaricio. Me encanta y no resisto la tentación de agacharme para mamársela. Late en mi boca mientras mi lengua disfruta de su textura y sabor…
El chico se lo toma en serio. Me levanta el vestido y me acaricia el coño a través de la tela de las braguitas, encharcada de mi calentura. Parece mentira, cómo puedo ponerme tan caliente en tan poco tiempo… Seguimos con besos, caricias y abrazos unos minutos, pero el mozo va a lo suyo y no tarda nada en darme la vuelta, abrazándome por detrás, cogiendo mis grandes tetas con sus manos, mientras me besa en el cuello y frota su polla en mi culo. ¡¡ Uf !! es insoportable. Me sigue besando y me inclina hacia delante al tiempo que me baja las bragas para masturbarme por detrás, metiendo dos dedos en mi coño chorreante.
Yo no veo nada ni a nadie. Estoy aislada de las docenas de personas que hay a mi alrededor. Sólo soy una real hembra caliente, ansiosa del macho y su polla que, sin miramientos me cuela entre las pierna y se clava en mi coño a pelo. Al principio con dificultad, pues tengo las bragas a media pierna y mi posición erguida no ayuda. Así que me hace avanzar unos pasos hacia la barra del mini bar y me hace apoyar las manos en la pared, la barra y un taburete vacío, comenzando a follarme con golpes fuertes de su polla que me hacen estremecer y que sacan de mi garganta gritos y lamentos de placer continuados.
Durante diez minutos no existo más que para recibir el gran placer que este hombre me está proporcionando. Me corro fuerte, largo, casi llorando y no me sorprendo susurrándole entre gemido “córrete, córrete ya…”. Noto sus últimos golpes de riñón sobre mis nalgas, fuertes, profundos y noto cómo mi coño se llena con su leche caliente. El chico se deja caer sobre mi espalda. Yo me sujeto como puedo para no caerme, con las piernas temblando, sudando de calor y acezando de agotamiento y mientras intento recuperar el equilibrio, noto como su polla sale de mi coño y la leche gotea desde mi entrepierna por la pierna. Pienso para mi ¡¡ Joder, qué puta soy !!.
La pista se ilumina y cambian las canciones por otras más movidas. Mi marido y su pareja nos ven y se van acercando entre la gente. Me recompongo como puedo y tomo unas servilletas de la barra, con las que, como puedo, me limpio la corrida de mi coño y piernas.
La señora le grita al chico por ser tan bruto, pero mi marido no me dice nada. Me besa y abraza, mientras me acompaña de nuevo al sofá donde hemos estado charlando al principio. Al sentarme, noto que sigue saliendo leche de mi coño, que empapa mis bragas y vestido. Me siento aterrada de que la gente me lo note.
Mi marido quiere salir a bailar conmigo. Comprendo que esté caliente, pues parece que no lo ha pasado muy bien con la señora, pero yo no puedo con mi alma, después de los orgasmos que he tenido y me avergüenza pensar que se me vea la mancha de leche en mi vestido, así que le digo que prefiero irme a casa.
Nos despedimos de manera algo fría (nunca supimos sus nombres) y salimos del local de intercambio para coger el coche aparcado a unos cientos de metros. Durante el viaje, yo pienso si mi marido se habrá dado cuenta del asunto y callo. Su silencio no me aclara nada, pero desde luego no seré yo quien saque la conversación…
Me gusta este chico.
Salimos a bailar a la pista con mi marido y la señora española que acompaña al joven centro europeo delante de nosotros. Entramos en la sala de baile a oscuras. Yo no veo absolutamente nada en condiciones de baja iluminación, así que me dejo llevar de la mano del chico, que me dirige con mano firme en la dirección contraria a la que sigue mi marido.
La música sensual que suena durante la hora oscura me motiva para bailar pegada al chico, que no espera demasiado para buscar mis labios y besarme con ansiedad, mientras sus brazos me sujetan fuerte y sus manos me acarician los pechos. Suelta los botones de mi vestido me los saca para besarlos, chupar mis pezones, ya duros y sensibles.
Al separarse de mí para comerme las tetas. Yo alargo mi mano a su bragueta. Le bajo la cremallera de su vaquero y noto su polla erecta. Es grande y está muy dura y caliente. Se la saco del pantalón y la acaricio. Me encanta y no resisto la tentación de agacharme para mamársela. Late en mi boca mientras mi lengua disfruta de su textura y sabor…
El chico se lo toma en serio. Me levanta el vestido y me acaricia el coño a través de la tela de las braguitas, encharcada de mi calentura. Parece mentira, cómo puedo ponerme tan caliente en tan poco tiempo… Seguimos con besos, caricias y abrazos unos minutos, pero el mozo va a lo suyo y no tarda nada en darme la vuelta, abrazándome por detrás, cogiendo mis grandes tetas con sus manos, mientras me besa en el cuello y frota su polla en mi culo. ¡¡ Uf !! es insoportable. Me sigue besando y me inclina hacia delante al tiempo que me baja las bragas para masturbarme por detrás, metiendo dos dedos en mi coño chorreante.
Yo no veo nada ni a nadie. Estoy aislada de las docenas de personas que hay a mi alrededor. Sólo soy una real hembra caliente, ansiosa del macho y su polla que, sin miramientos me cuela entre las pierna y se clava en mi coño a pelo. Al principio con dificultad, pues tengo las bragas a media pierna y mi posición erguida no ayuda. Así que me hace avanzar unos pasos hacia la barra del mini bar y me hace apoyar las manos en la pared, la barra y un taburete vacío, comenzando a follarme con golpes fuertes de su polla que me hacen estremecer y que sacan de mi garganta gritos y lamentos de placer continuados.
Durante diez minutos no existo más que para recibir el gran placer que este hombre me está proporcionando. Me corro fuerte, largo, casi llorando y no me sorprendo susurrándole entre gemido “córrete, córrete ya…”. Noto sus últimos golpes de riñón sobre mis nalgas, fuertes, profundos y noto cómo mi coño se llena con su leche caliente. El chico se deja caer sobre mi espalda. Yo me sujeto como puedo para no caerme, con las piernas temblando, sudando de calor y acezando de agotamiento y mientras intento recuperar el equilibrio, noto como su polla sale de mi coño y la leche gotea desde mi entrepierna por la pierna. Pienso para mi ¡¡ Joder, qué puta soy !!.
La pista se ilumina y cambian las canciones por otras más movidas. Mi marido y su pareja nos ven y se van acercando entre la gente. Me recompongo como puedo y tomo unas servilletas de la barra, con las que, como puedo, me limpio la corrida de mi coño y piernas.
La señora le grita al chico por ser tan bruto, pero mi marido no me dice nada. Me besa y abraza, mientras me acompaña de nuevo al sofá donde hemos estado charlando al principio. Al sentarme, noto que sigue saliendo leche de mi coño, que empapa mis bragas y vestido. Me siento aterrada de que la gente me lo note.
Mi marido quiere salir a bailar conmigo. Comprendo que esté caliente, pues parece que no lo ha pasado muy bien con la señora, pero yo no puedo con mi alma, después de los orgasmos que he tenido y me avergüenza pensar que se me vea la mancha de leche en mi vestido, así que le digo que prefiero irme a casa.
Nos despedimos de manera algo fría (nunca supimos sus nombres) y salimos del local de intercambio para coger el coche aparcado a unos cientos de metros. Durante el viaje, yo pienso si mi marido se habrá dado cuenta del asunto y callo. Su silencio no me aclara nada, pero desde luego no seré yo quien saque la conversación…
3 年 前