Cómo no hacer las cosas.
Ayer quedamos con un usuario de esta página de cuyo nick no queremos acordarnos. La conversación por el chat fue muy agradable y siempre inmediata, puesto que, como nosotros, ese usuario consulta el chat en el móvil y, así, lo veníamos usando como medio de comunicación habitual. Hay que decir que eso no es algo que forme parte de nuestras costumbres. Preferimos conversar por mail y, ya para el día de la cita, hablar por guasap como medio mucho más cómodo para informarnos de contratiempos o noticias de última hora, un detalle importante cuando se queda con alguien. No obstante, como el usuario al que nos referimos no quiso compartir ni un número de teléfono (es fácil disponer de un número de teléfono adicional para estas cosas), así como tampoco un mail, por lo que deducimos que se trataba del alguien particularmente obsesionado con la privacidad, el único medio de contacto fue el chat de XRMXX.
La historia es que, debido a que nuestra cita tiene horarios diferentes de los nuestros, que preferimos quedar hacia la noche o a última hora de la tarde, debido a que somos personas corrientes que tenemos trabajo y obligaciones, nos vimos en la situación de quedar a las seis y media de la tarde, una hora muy justa para nosotros teniendo en cuenta que ella suele llegar de trabajar a las cinco y media y que precisamente para no salir tarde, se saltó la hora de comer, por lo que, como es normal, tenía que, además de ducharse y vestirse, tomar un bocado rápido.
El caso es que cuando ya nos estábamos retrasando unos diez minutos, avisamos a este chico de que nos retrasaríamos un poco más, diez minutos o un cuarto de hora. Lo que uno espera es que el follador no abandone el lugar de la cita, al menos sin avisar. Pues bien, llegados a la cafetería, nos encontramos con que nadie nos estaba esperando. ¿Un plantón de tantos? Bien, en esa cafetería -nosotros habíamos quedado en la terraza- resulta que de tarde se encuentran pandillas de jóvenes. Nada importante, puesto que uno puede distraerse con su móvil o con un periódico. Pues esta es la excusa dada por nuestro hombre para explicar que se había ido. De la hora acordada habían pasado sólo veinte minutos. De nuestro aviso de que nos retrasábamos, apenas quince.
Hablamos por el chat. Nos dice que ha cambiado de cafetería, nos remite a un lugar particularmente inadecuado, una tasca urbana de esas que son como un tubo, sin terraza y las mesas tan pegadas a la barra que no es posible la menor discreción. Se tiene de público al camarero. Le decimos que vamos para allí y, aquí llega lo peor. Tras consumir apresuradamente nuestras consumiciones en la cafetería anterior, llegamos a la otra cafetería-tasca urbana y nuestro "amigo" no estaba allí.
Luego, por el chat, que si había oído a la chavalada decir su nombre... Un nombre bastante común, tanto que no comprendemos que nuestro hombre no tuviera la experiencia de haberse vuelto alguna vez en la calle cuando llamaban a otro... Que si eso le hizo desconfiar... Que si ahora iba a entrar en la segunda cafetería de la que nosotros ya nos habíamos marchado, decepcionados y con cero ganas de quedar con nadie... Luego que si era culpa nuestra que "no sois un perfil real".
En fin, toda la historia es uno de esos casos de miedo de quedar. Es cierto que esta es una página de mirones y exhibicionistas, la mayor parte de los cuales se sienten cómodos en una relación virtual por medio de cams y de mensajes. El nerviosismo y la falta de confianza, junto con el egoísmo de imponer horarios cómodos para él, así como la falta de convicción necesaria para acudir a una cita real, son la explicación de este estúpido desencuentro.
A nosotros nos gusta quedar con todo aquel que se le antoje echar un polvo -o varios- y disfrutar de un encuentro morboso de sexo gratuito, con fotitos y vídeos que luego poder compartir en sus propios perfiles, siempre imágenes con el nivel de discreción acordado por ambas partes, siempre sexo con límites consensuados por ambas partes. Hacemos todo lo posible para satisfacer a todos los que se presentan. Ese es nuestro juego, que ella folle con todo. No obstante, somos personas que merecemos ser respetados como tales. No somos las imágenes sobre las que uno puede correrse a capricho. Somos gente que puede llegar antes o después, se puede romper un tacón, se puede pinchar una rueda, se pueden perder cinco minutos buscando los condones por los cajones... En fin, cuando un follador nos ha pedido esperarle diez minutos o media hora, lo hemos hecho, puesto que para nosotros nuestros amigotes, a muchos de los cuales habremos visto una sola vez en nuestras vidas, son personas. Personas que tienen obligaciones, a quienes les pasan cosas... Personas que cuentan con nuestro respeto y nuestra credibilidad, aunque la credibilidad muchas veces sólo sea una apuesta y aunque el respeto, según se ve, no sea siempre correspondido.
Por este motivo contamos esta historia. Para que aquellos que tienen un perfil de enseñar la punta de la polla y la sola experiencia liberal de hacerse pajas por Skype, tomen nota de que el respeto a las personas con las que hemos decidido quedar para follar y compartir nuestras fantasías, es algo básico. Sin eso las citas no funcionan.
Con nuestro "amigo", si nos hubiéramos encontrado en el bar a tiempo y no hubiera surgido este problema, nos preguntamos qué otro problema habría aparecido. Porque con alguien que no te respeta y que no se cree lo que está haciendo, que no tiene confianza ya para empezar en sí mismo, es imposible que no sigan apareciendo detalles absurdos que echen abajo la cita y que conviertan un momento de morbo en un desencuentro desagradable.
La historia es que, debido a que nuestra cita tiene horarios diferentes de los nuestros, que preferimos quedar hacia la noche o a última hora de la tarde, debido a que somos personas corrientes que tenemos trabajo y obligaciones, nos vimos en la situación de quedar a las seis y media de la tarde, una hora muy justa para nosotros teniendo en cuenta que ella suele llegar de trabajar a las cinco y media y que precisamente para no salir tarde, se saltó la hora de comer, por lo que, como es normal, tenía que, además de ducharse y vestirse, tomar un bocado rápido.
El caso es que cuando ya nos estábamos retrasando unos diez minutos, avisamos a este chico de que nos retrasaríamos un poco más, diez minutos o un cuarto de hora. Lo que uno espera es que el follador no abandone el lugar de la cita, al menos sin avisar. Pues bien, llegados a la cafetería, nos encontramos con que nadie nos estaba esperando. ¿Un plantón de tantos? Bien, en esa cafetería -nosotros habíamos quedado en la terraza- resulta que de tarde se encuentran pandillas de jóvenes. Nada importante, puesto que uno puede distraerse con su móvil o con un periódico. Pues esta es la excusa dada por nuestro hombre para explicar que se había ido. De la hora acordada habían pasado sólo veinte minutos. De nuestro aviso de que nos retrasábamos, apenas quince.
Hablamos por el chat. Nos dice que ha cambiado de cafetería, nos remite a un lugar particularmente inadecuado, una tasca urbana de esas que son como un tubo, sin terraza y las mesas tan pegadas a la barra que no es posible la menor discreción. Se tiene de público al camarero. Le decimos que vamos para allí y, aquí llega lo peor. Tras consumir apresuradamente nuestras consumiciones en la cafetería anterior, llegamos a la otra cafetería-tasca urbana y nuestro "amigo" no estaba allí.
Luego, por el chat, que si había oído a la chavalada decir su nombre... Un nombre bastante común, tanto que no comprendemos que nuestro hombre no tuviera la experiencia de haberse vuelto alguna vez en la calle cuando llamaban a otro... Que si eso le hizo desconfiar... Que si ahora iba a entrar en la segunda cafetería de la que nosotros ya nos habíamos marchado, decepcionados y con cero ganas de quedar con nadie... Luego que si era culpa nuestra que "no sois un perfil real".
En fin, toda la historia es uno de esos casos de miedo de quedar. Es cierto que esta es una página de mirones y exhibicionistas, la mayor parte de los cuales se sienten cómodos en una relación virtual por medio de cams y de mensajes. El nerviosismo y la falta de confianza, junto con el egoísmo de imponer horarios cómodos para él, así como la falta de convicción necesaria para acudir a una cita real, son la explicación de este estúpido desencuentro.
A nosotros nos gusta quedar con todo aquel que se le antoje echar un polvo -o varios- y disfrutar de un encuentro morboso de sexo gratuito, con fotitos y vídeos que luego poder compartir en sus propios perfiles, siempre imágenes con el nivel de discreción acordado por ambas partes, siempre sexo con límites consensuados por ambas partes. Hacemos todo lo posible para satisfacer a todos los que se presentan. Ese es nuestro juego, que ella folle con todo. No obstante, somos personas que merecemos ser respetados como tales. No somos las imágenes sobre las que uno puede correrse a capricho. Somos gente que puede llegar antes o después, se puede romper un tacón, se puede pinchar una rueda, se pueden perder cinco minutos buscando los condones por los cajones... En fin, cuando un follador nos ha pedido esperarle diez minutos o media hora, lo hemos hecho, puesto que para nosotros nuestros amigotes, a muchos de los cuales habremos visto una sola vez en nuestras vidas, son personas. Personas que tienen obligaciones, a quienes les pasan cosas... Personas que cuentan con nuestro respeto y nuestra credibilidad, aunque la credibilidad muchas veces sólo sea una apuesta y aunque el respeto, según se ve, no sea siempre correspondido.
Por este motivo contamos esta historia. Para que aquellos que tienen un perfil de enseñar la punta de la polla y la sola experiencia liberal de hacerse pajas por Skype, tomen nota de que el respeto a las personas con las que hemos decidido quedar para follar y compartir nuestras fantasías, es algo básico. Sin eso las citas no funcionan.
Con nuestro "amigo", si nos hubiéramos encontrado en el bar a tiempo y no hubiera surgido este problema, nos preguntamos qué otro problema habría aparecido. Porque con alguien que no te respeta y que no se cree lo que está haciendo, que no tiene confianza ya para empezar en sí mismo, es imposible que no sigan apareciendo detalles absurdos que echen abajo la cita y que conviertan un momento de morbo en un desencuentro desagradable.
9 年 前
Un besote pareja
Hace tiempo que no paso por Galicia pero es mi sitio favorito para casi todo.
Espero que podamos charlar y tal vez hacer otras muchas cosas más.